1. ¿Por qué da?
Aunque no hay consenso sobre las causales de esta enfermedad, se sabe que existen factores de tipo hereditario y otros ambientales que pueden incidir en el desarrollo de la diabetes. La del tipo I está causada por una reacción autoinmune que provoca que se deje de producir insulina. Por esta razón, quienes la padecen necesitan inyecciones diarias de la hormona para controlar los niveles de glucosa en la sangre.
La diabetes tipo II hace que la producción de insulina sea baja, insuficiente para el organismo y provoca que los niveles de glucosa en la sangre aumenten. En este caso, factores como la obesidad, antecedentes familiares, falta de actividad física, dieta inadecuada o la edad, son importantes para desarrollar la enfermedad. Las causas pueden ser diversas, pero hay que tener claro que “una persona con diabetes dentro de las metas de control, es una persona que va tener una vida totalmente normal libre de las complicaciones propias de la enfermedad”, aseguró el médico especialista en diabetes, Jaime Bruges, director del Centro de Investigación Clínica Fundación MEDICUS Casa de la Diabetes.
2. ¿Cuáles son sus síntomas?
La diabetes es una enfermedad de causas inespecíficas, pero eso no quiere decir que no dé señales de alarma. “Los síntomas dependen de qué tan elevada pueda estar el nivel de glucemia en la sangre, pero si estos valores son de más de 180 miligramos por decilitro (mg/dL) se manifestará de maneras evidentes”, afirma Bruges.
Algunos de esos síntomas comunes podrían ser la necesidad de orinar muy frecuentemente, sed y hambre constante, cansancio extremo, lentitud en la curación de las heridas, visión borrosa y, en ocasiones, pérdida de peso. “Si los niveles no llegan a ese valor mayor de 180 mg/dL, lo más probable es que no tenga estos síntomas”, añade el médico.
3. ¿Cuáles son sus complicaciones?
La diabetes puede ser el desencadenante de problemas serios en varios órganos y sistemas del cuerpo. Como dice el Bruges, “es una enfermedad silenciosa al inicio, pero hace estragos en el organismo todo el tiempo”. Descuidar los niveles de glucemia puede significar daños permanentes en los riñones. En los casos más graves se necesitará trasplante renal.
También, puede causar daños en la retina que podrían conducir a la ceguera. El sistema nervioso también se ve seriamente afectado. La diabetes además puede causar accidentes cardio y cerebrovasculares y el pie diabético, que en muchas ocasiones puede resultar en amputación.
4. ¿Cuál es su tratamiento?
“El tratamiento base para todo tipo de diabetes es dar lo que el cuerpo no fabrica, en este caso insulina”,explica Bruges. De esa manera, las inyecciones de insulina a diario es la terapia para quienes padecen diabetes tipo I. Sin la hormona, no podrían sobrevivir. Por su parte, “hay terapias diferentes a la insulina que se pueden utilizar en la diabetes tipo II como son el grupo de sulfonilureas, los inhibidores de la Dipeptidil peptidasa 4 (IDPP4), inhibidores de recetor Sodio Glucosa tipo2 (ISGLT2), análogos del Glucagon Like Peptides 1 (GLP1) y por supuesto la Metformina”, explica Bruges.
No se puede dejar de hablar de tratamiento sin mencionar los hábitos de vida saludables. Una dieta balanceada y buenos minutos de actividad física a la semana, son necesarios para mantener a raya los niveles de glucemia en la sangre y además pueden ayudar a prevenir la aparición de las complicaciones de salud como pérdida de visión, de riñón o de pie.
5. ¿Cómo se diagnostica?
Si se trata de diabetes tipo I, el manejo es más urgente y el diabetólogo es el profesional indicado para llevar el tratamiento. Hay que recordar que estas personas necesitan de la aplicación diaria de insulina o pueden morir. “Si el caso corresponde a diabetes tipo II y no tiene complicaciones y no está con inestabilidad clínica, puede ser manejado al inicio por el médico general”, explica Bruges. Pero, si se encuentra alguna complicación o inestabilidad clínica, lo adecuado es hacer una evaluación con el diabetólogo para empezar a manejar la patología.
El modo de diagnosticar la enfermedad es con un examen llamado glucemia o glucosa en sangre. “Se hace en ayunas y los valores normales deben ser menores a 100 miligramos por decilitro (mg/dL). Valores mayores deben ser evaluados por un médico”,dice el médico. También se puede realizar una prueba que se denomina Prueba de Tolerancia Oral a la Glucosa, que consiste en dar una toma de 75 g de glucosa y medir el comportamiento antes de tomarla y dos horas después estando la persona en ayunas. “El valor en ayunas debe ser menor de 100 mg/dL y a las dos horas debe ser menor a 140 mg/dL. Si no se tiene el resultado dentro de esos valores se debe asistir al médico”, concluye Bruges.
Fuente: Revista Semana.